A lo largo de la historia la totalidad de Gobiernos Latinoamericanos han centralizado la toma de decisiones -sin importar su envergadura- en unos cuantos nombrados más que por sus conocimientos o habilidades técnicas y profesionales, por cuan allegados estaban al Gobierno de turno. Estos equipos muchas veces tienen conocimiento y experiencia limitada en los puntos clave de Gobierno, lo que conlleva a brindarle mala asesoría; siendo la consecuencia inmediata que a ese nivel se tomen decisiones erróneas, intranscendentes o muy limitadas en el tiempo.
Ahora bien, tomar decisiones salomónicas que satisfagan a todos los involucrados no es tarea fácil y lamentablemente nuestros gobernantes que son individuos políticos, muchas veces toman decisiones convenientes y no decisiones correctas, situación que se acrecienta frente a la cercanía de procesos electorales.
Frente a esto, surge en un primer momento el descontento popular, la percepción de desamparo del ciudadano de a pie, la idea de que el Gobierno no se preocupa por sus problemas y carencias, que no hace nada para darles solución y cuando estas malas decisiones son repetitivas, se pueden exacerbar los ánimos especialmente en grupos poblacionales históricamente olvidados; ocasionando protestas populares, huelgas masivas y por último -lo que resulta más peligroso- formación de grupos revolucionarios o guerrilleros.
En el caso específico de Perú, en los últimos dos años hemos observado con preocupación la sucesión cada vez más frecuente del descontento popular frente a decisiones de Gobierno erróneas: El “Baguazo”, la toma de carreteras por parte de agricultores y mineros, la huelga de los transportistas interprovinciales y de carga, la creciente ola delictiva a través de las extorsiones y secuestros al paso y el recrudecimiento de Sendero Luminoso.
Sin embargo, frente a esto se han tomado algunas iniciativas positivas de empoderar a la población abriéndonos mecanismos de comunicación directa con el Alto Gobierno y permitiéndonos aportar ideas que coadyuven al mejor funcionamiento de nuestro país y a la reducción de los problemas sociales.
Este ensayo se presenta para exponer la realidad y los retos de la participación ciudadana en un país como el nuestro que requiere con urgencia mayor inclusión del ciudadano en la toma de decisiones.
Para revisar el ensayo completo, favor acceder a http://www.forovirtual2011-clad.org/?p=225